La semana pasada le pedí a mi abuela que me recogiese un vestido de Helmut Lang de la tintorería. Está al lado del mercado y ella va cada miércoles. El domingo, cuando fui a comer a su casa, me enseñó la prenda recién lavada y me dijo que me había cosido un par de grupos de agujeritos. Lo que ella no sabía era que, a) dichos agujeros formaban parte del vestido; b) el dinero que me costó un vestido agujereado; c) que se venden vestidos con agujeros. Y que algunos son de diseñador.
Emmanuelle Alt, Directora de Moda de Vogue Paris, a diferencia de mi abuela, seguramente es consciente de ello. Ella firma el estilismo de las imágenes de la modelo Iselin Steiro totalmente sucia y despeinada, vistiendo ropas rotas casi hechas pedazos. David Sims es el fotógrafo de Commando, una historia que han realizado para el número de marzo de Vogue Paris.
Es que ya sabemos que en moda todo vale.
Creo que es una historia que desprende fuerza y fragilidad a la vez, la ropa rasgada, detalles como las tiritas en los dedos o las vendas contrastan con el brillante trabajo de expresión corporal que nos regala Iselin Steiro.
Y hoy mismo, en Zara, una chica les contaba a sus amigas adolescentes que ayer tiró una camiseta American Vintage a la basura porqué tenía un pequeño agujero en la costura del acabado inferior.
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